Lo que queremos ser como empresa
En el lenguaje empresarial, la estrategia, y más concretamente la planificación estratégica, trata de las cuestiones vinculadas con lo que hay que hacer para conseguir algo. La misión de empresa sería aquello para lo que trabajamos, y la visión, aquello que queremos ser.
Para el proyecto de un emprendedor-empresario, resulta vital saber identificar qué desea lograr ser. De esta manera podrá concretar aquello que va a hacer (todos los esfuerzos a partir de su idea que la convierte en un proyecto plausible) para que poco a poco sea un hecho material verificable: una nueva empresa que se pone en marcha.
Pero ¿qué es la visión emprendedora?
De manera simple podemos definir la visión como los sueños en acción. No debes pensarlo como una visión de película… ¡No! Es hacerse una imagen (visualizar mentalmente) ese sueño que tenías hace tiempo de poder emprender tu propio negocio. En él, entran tus expectativas y las metas que te habías impuesto en tu vida, pero muy especialmente en el ámbito laboral. Querías un cambio y ves que a través del emprendimiento vas a poder llevarlo a cabo.
Por tanto, la visión lejos de ser “cine” o una “serie de televisión”, es algo que está ubicado en tu escenario diario de lo que puedes hacer o de lo que ya estás haciendo. De la planificación de acciones que nos damos y sobre todo las que ejecutamos. Y esta es la clave: la capacidad de bajar al terreno de los hechos (la aplicación práctica) de tus conocimientos, ideas, voluntad, etc. que por fin le has dado forma.
El diseño de la visión nos permite plantear el futuro que deseamos alcanzar
Identificar las metas que queremos lograr, concretarlas en sus componentes, para finalmente plasmarlas en un trabajo “plástico” y de redacción, constituirá la herramienta que nos servirá de guía en momentos en los que debamos sortear determinadas dificultades. Digamos, que es una especie de GPS para decirnos si vamos por el camino correcto.
Toda persona tiene sueños. Y todo emprendedor-empresario tiene un sueño por el que da sentido a su trabajo diario, por el que moviliza las fuerzas para acometer la no sencilla tarea de poner en marcha una empresa, aunque no debes desmoronarte nunca por las dificultades con las que vas a tropezar desde el inicio. Son inevitables, y el esfuerzo será grande. Pero es parte del plan que tienes que prever, por lo que tu visión cuánto más sólida sea, siempre realista y objetiva, más te facilitará reunir los recursos, alinear las acciones y poner en marcha tu idea ya con forma de negocio.
La visión es un concepto que rebasa la identificación de objetivos
Es una idea homogénea, completa e integral que da forma y sentido a la vida del emprendedor. La visión podemos construirla contestando a una serie de preguntas:
– ¿Qué deseo alcanzar en la vida laboral y empresarial?
– ¿Qué es lo que quiero construir?
– ¿Qué es lo que deseo obtener?
– ¿Haciendo qué cosas y de qué manera te sentirías con la misión cumplida?
Para ello, ya te damos algunas respuestas, tales como:
– La visión te permite definir el camino que se debe seguir para alcanzar las metas que te has propuesto.
– Debe representar de una forma clara y realista los principios que dan una identidad a tu empresa (la que quieres crear).
– Te da las respuestas a cuestiones como: ¿qué deseas lograr con este negocio?, ¿hacia dónde quieres dirigir tu nueva empresa?, ¿dónde quieres estar en un futuro?
– También debes preguntarte ¿qué va a ser diferente de tu situación actual cuando logres tu meta?
Pasando de la visualización a la acción
Además de estas preguntas y respuestas que te has ido dando, debes también tener en cuenta que lo que cuenta para el emprendedor es pasar cuánto antes a la acción. Por lo que sí hay preguntas que debes responder sin dudas y digamos, muy acertadamente:
– ¿Qué tengo que hacer para conseguirlo? Ahí es dónde piensas en los recursos necesarios para la viabilidad de tu iniciativa emprendedora.
– Qué tengo que aprender para lograrlo? En este punto buscas toda la información necesaria para que el proyecto y tu idea tengan un viso de realidad. Consultas a profesionales, Cámaras de Comercio, etc. para poder centrar muy bien las acciones que debes emprender. Que no se queden solo en ideas.
– ¿Cómo lo voy a conseguir? Esto tiene que ver con una planificación ordenada, en el que compagines de manera precisa tu planificación, tus recursos, cómo organizarás el negocio y los objetivos que te vas a fijar.
– ¿Cuándo lo voy a conseguir? El cuándo depende del cómo lo estés haciendo, porque si no está claro cómo lo vas a conseguir, mal tendrás el cuándo lo tendrás conseguido.
Las expectativas de futuro en el plano de lo palpable
De esta manera tratamos de situar la esfera de los sueños o de las expectativas de futuro, en el plano de lo palpable, de aquello que es concreto y que puede ser “gestionado”, de aquellas cuestiones que podemos incorporar a nuestra batería de hábitos, a nuestro repertorio de acciones diarias. En definitiva, a nuestro trabajo diario.
La visión tiene una perspectiva multidimensional
Es decir, no es lineal en una única faceta de la vida de una persona. Se trata de un modelo que afecta a múltiples elementos. Es sistémico. Una cuestión que afecta a las distintas esferas de una persona. Pero, como sabemos, cada una de ellas se interrelaciona con las demás. No hablamos de compartimentos estancos, de cosas que podemos reflexionar, sino de la manera en que se encuentran interrelacionadas unas a otras.
Cuando construimos la imagen de aquello que deseamos ser, existen esferas que integran el cuadro completo. Aspectos como la familia, los amigos, el factor económico, el profesional, el aprendizaje y la formación, el plano espiritual o bien el ideológico, constituyen elementos que permiten construir la meta de aquello que deseamos ser. Cada uno de ellos se relaciona con los otros y bajo esta “fórmula magistral” diseñamos aquello que deseamos ser.
El emprendedor ha de tener una imagen de aquello que desea ser y alcanzar como persona y como emprendedor
Debe comenzar por lo que desea construir en su vertiente profesional. Entendamos aquí “profesional” como generador de su propia actividad para la cual va a recibir su contraprestación económica, que estará basada en la construcción de un proyecto emprendedor dimensionado. Y desde esta esfera, establecer los canales y las relaciones que se han de dar con el resto de las facetas personales.
Porque no obviemos un dato esencial como que la visión emprendedora condiciona nuestro marco de relación con el resto de esferas personales, y en nuestro proceso de definición hay que alcanzar una coherencia integral entre cada una de ellas para lograr la imagen integradora que permita delimitar aquello que debemos realizar. Las acciones que debemos emprender